El Lunes, 1 de Diciembre de 2014, una mujer de Sacramento se acercó a su jefe con una noticia que estaba emocionada de compartir con su empleador; estaba embarazada. Durante los ultimos dos anos, ella trabajo para una compania local de construccion limpiando casas que estaban en construccion, ganando entre 100 y 120 dolares al dia. Lo que no sabía entonces es que el 1 de Diciembre sería su último día de trabajo.
Al enterarse de su embarazo, su jefe le dijo que necesitaba documentación médica que acreditara que estaba en condiciones de trabajar. Cinco días más tarde obtuvo la notificación de un médico que decía que podía trabajar, pero su jefe no respondió a sus llamadas telefónicas. Dos días después, visitó a su jefe en persona y le entregó la nota del médico.
Al día siguiente, una semana después de avisar por primera vez a su jefe de su embarazo y de faltar en consecuencia al trabajo, vuelve a llamar a su jefe, que una vez más rechaza sus llamadas. El lunes siguiente, tras faltar otra semana al trabajo, solicita el seguro de desempleo.
Despedir a una mujer por embarazo es ilegal y los empresarios están obligados a encontrar adaptaciones razonables para los problemas relacionados con el embarazo. A pesar de la ley y de que había hecho todo lo posible por volver al trabajo, el Departamento de Desarrollo del Empleo determinó que no tenía derecho a las prestaciones porque había dejado su trabajo por "enfermedad". Se sintió muy ofendida por la caracterización que hizo el EDD de su embarazo como una "enfermedad" habiendo trabajado sanamente durante sus tres embarazos anteriores.
El 11 de Febrero, el Centro para los Derechos Laborales la representó ante la Junta de Apelaciones de Desempleo de California y su denegación fue anulada. Su historia ilustra la precaria situación en que se encuentran muchas mujeres cuando trabajan embarazadas y demuestra la necesidad de que las trabajadoras con salarios bajos tengan acceso al tipo de servicios jurídicos que presta el Centro.